domingo, 29 de marzo de 2015

Podencos felices: Esmeralda

Ángela ha actuado varias veces como casa de acogida. Ella nos explica emocionada que son muchos los perros que han pasado por su vida, dejando una huella única en su corazón. Sin embargo, dice, hay algunos especiales que directamente te lo roban. Es precisamente lo que le ha sucedido con cada uno de sus 5 perros, entre los que se encuentra Esmeralda, nuestra -por ahora- única podenca portuguesa de pelo largo albina.

Su primer contacto fue a través de una difusión que realizó algún conocido suyo a través de Por Los Pelos, una modesta protectora de Toledo con la que desde entonces colabora muy activamente. Se trataba de un caso extremo que todo el mundo compartía y compadecía, pero por el que nadie se atrevía a dar un paso más allá. Nadie salvo Ángela, que no dudó en ofrecerse para acoger a la perrita de forma indefinida.


Esmeralda había sido recogida por la perrera en un pueblo de Toledo. Estaba en los huesos, tenía el pelo desnutrido y una serie de calvas repartidas por todo su cuerpecito en las que ya no ha vuelto a crecerle el pelo, según el veterinario porque fueron ocasionadas por algún tipo de ácido que algún desalmado le roció. Además le faltan la mayor parte de los dientes frontales (tanto superiores como inferiores) debido a un fuerte golpe que se los hizo saltar de raíz y sus patitas traseras a duras penan la tenían en pie. Otro golpe  le había desvíado la cadera.

Los indicios hacen pensar que, al ser albina le molesta la claridad en los ojos, por lo que no sirvió para cazar. No bastó el abandono más cruel para hacérselo pagar al animal, tuvieron que darle antes una paliza que casi le ocasiona la muerte.

Psicológicamente, también había muchas secuelas: la perrita tenía pánico a salir a la calle. Cualquier estímulo servía para Esmeralda se agachara y se echara a temblar. Incluso una caricia o una mirada fija generaban la misma reacción en ella.

Bastaron un mes, buena alimentación, descanso y, sobre todo, muchísimo cariño para que nuestra protagonista de hoy mejorara tanto que incluso parecía otro perro:cogió peso y su lesió de cadera había mejorado tanto que ya no hacía falta operarla. Sus progresos se notaban de semana en semana.

Por aquel entonces el deseo de adoptarla ya le rondaba a Ángela, pero era una decisión muy importante que debía meditar mucho. Ya tenía otros cuatro peludos a su cargo y no tiene a nadie que pueda ayudarle.Sin embargo bastó mirarle la carita a Esmeralda para silenciar todas sus dudas. Descubrió que ella ecesitaba más a la perrita a su lado que al revés e inició los trámites para su adopción definitiva.

Decidió que no le cambiaría el nombre. A pesar de que en la protectora se lo pusieron por el color de sus ojos, no podían haberlo escogido mejor. Esmeralda es una auténtica joya.

Actualmente Esmeralda tiene aldedor de 7 años y pesa unos 6 kilitos. Convive felizmente con sus 4 hermanos perrunos y una mami encantadora que ha dedicido dedicar su vida a los animales. Están tremendamente unidas. Es muy mimosa y adora jugar en parque con sus amigos al pilla pilla. Como todos los podencos, adora correr. Come como una auténtica lima pero ¡suerte la suya! no engorda ni un gramo. Y por las noches, nada mejor que dormir bajo a las mantas, pegada a su mami humana.


¿Qué más se puede pedir? Yo diría que esta es la felicidad más absoluta para un podenco.

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